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El abeto natural muere por nuestro capricho navideño, mientras que el artificial supone un ahorro en la huella de carbono si lo conservamos varios años. Pero en cuestiones medioambientales el discurso simplista siempre pasa factura: en el debate del abeto navideño entra más detalles en juego. ¿Quieres saber, realmente, cuál es el más ecológico, el árbol de Navidad natural o el de plástico?

El abeto natural se cultiva en España
El abeto natural absorbe CO2 y partículas de polvo

Cuando hablamos de medio ambiente y de cambio climático es importante huir de los discursos simplistas. Por ejemplo, reducir nuestro consumo puede llevar a un parón de la economía y un aumento del desempleo, con menos dinero en los hogares y menor capacidad adquisitiva para elegir productos respetuosos con el medio ambiente. Cada acción que realizamos tiene una consecuencia y no hay soluciones fáciles. De haberlas, la emergencia climática que vivimos se habría resuelto hace ya décadas.

El árbol de Navidad es un buen ejemplo de cómo un discurso simplista puede llevar a engaño. Los que amamos a las plantas y sentimos que tienen casi más derecho que nosotros para ocupar este mundo (al fin y al cabo, ellas fueron las primeras habitantes de la tierra y a ellas les debemos el oxígeno que ha dado lugar a tantas formas de vida) elegimos sin pensar el árbol de Navidad artificial. Al fin y al cabo, ningún ejemplar vivo ha tenido que ser talado para nuestro capricho y podemos reutilizarlo año tras año. Pero una cosa es nuestra percepción y otra muy diferente la huella de carbono: la totalidad de gases de efecto invernadero que se han emitido en todo el proceso de fabricación, almacenamiento y transporte de un producto. Y, en ese caso, el árbol de Navidad artificial resulta más perjudicial para el medio ambiente que el natural. Un solo abeto de plástico es responsable de 40 kilogramos de CO2 emitidos a la atmósfera. En cambio, el árbol natural tiene una huella de carbono de 3,5 kg, que se eleva a 12 kg si el ejemplar acaba descomponiéndose en la naturaleza.

¿Y si la solución no es tan sencilla?

Pero, cuidado, no todo se mide por la huella de carbono de un producto. También entra en juego cuántos años se aprovechará el objeto que adquirimos. Pongamos que el abeto natural deja, de media, una huella de carbono de 10 kilos y el artificial de 40. Si el de plástico lo utilizamos durante 10 años, seremos responsables de 4 kilos de CO2 al año. Y podríamos deducir que contaminamos menos si compramos un abeto artificial. Reutilizando es como más respetamos el medio ambiente, porque no se pierden recursos reciclando anualmente.

¿Problema resuelto, es más ecológico el árbol artificial que el de plástico? Para nada. En el caso abeto navideño entran en juego más datos. En este caso, los beneficios que ha traído consigo para el medio ambiente el cultivo de árboles naturales. Según datos del departamento de Protección de la Nauraleza de Alemania, una hectárea de abetos cultivados para su consumo en Navidad capta en una década 145 toneladas de CO2. Si hay unos 200 árboles por hectárea, un solo abeto habrá captado 725 kg de CO2 en una década. Si tenemos que cuenta que un abeto natural tiene unos 7 años, la regla de tres nos dice que el abeto natural que tenemos en casa ha captado unas 500 kilos de CO2 durante toda su vida. Si su huella de carbono está entre 10 y 12 (dependiendo si se hace astillas o se deja descomponerse en el vertedero), la resta lo deja muy por delante del abeto artificial..

Aún más datos

Pero eso no es todo. Un árbol natural no solo capta CO2, sino otras partículas que afectan a nuestra salud, como las partículas de polvo, que se forman debido al tráfico de vehículos, actividades industriales agrarias. Son del tamaño de un virus, por lo que nuestas fosas nasales no pueden filtrarlas, por lo que acaban directamente en el torrente sanguíneo. Según el departamento alemán de la Naturaleza, una hectárea de abetos naturales cultivados para la Navidad absorbe hasta 300 toneladas en 10 años, por lo que cada abeto natural de esa hectárea ha captado 1.500 kilos de esas partículas. El nuestro, de 7 años de edad, ha eliminado una tonelada cuando llega a nuestra casa.

Y aún tenemos que añadir un elemento más a la lista que nos puede hacer decantarnos por un abeto natural. ¿Cuánto oxígeno ha generado en sus siete años de vida? El departamento alemán cifra en 100 toneladas el oxígeno aportado por esa hectárea de cultivo. Lo que hace 350 kilos para un árbol de siete años de vida. Finalmente, su cultivo tiene lugar en nuestro propio país, por lo que contribuimos económicamente al sustento de familias españolas.

El debate en torno a la contaminación, el consumo y el cambio climático es complicado y exige un mínimo de atención. Por eso, se debe huir de los discursos efectistas de las figuras mediáticas y analizar friamente los datos. La buena noticia es que la mayoría de ellos están disponibles en internet y los proporcionan institutos oficiales. Una simple regla matemática nos ha llevado, en este caso, a zanjar de una vez por toda el famoso debate del árbol artificial o cultivado. El abeto natural es más beneficioso para el medio ambiente que el artificial.

 

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El Buen Jardinero

David Navarro. Periodista y, desde hace 13 años, divulgador de jardinería, floristería y botánica.
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